¡Niña humanidad escuchadme!
No juegues con los ojos vendados en el borde del abismo.
Quita esa venda de tus ojos y mira tu rostro
en el espejo de la realidad.
Niña humanidad ¡Apiádate!
No tortures a tu madre tierra, ella te cobija en su regazo, te da el sustento y el abrigo, ella es la barca en que navegas por el espacio sideral.
Niña humanidad, tienes visita, naves extraterrestres
llegan a la tierra;
son tus hermanos mayores, vienen por mandato de tu padre porque te hayas en peligro.
Aprendiste a jugar con mortíferas armas.
Ellos te aman con el más puro amor, que tu corazón pueda sentir, y no quieren que te destruyas.
Tú conoces a sus naves como «Ovnis».
Con todas tus limitaciones aún no puedes analizar ni definir lo ilimitado
pues para ello eres muy niña todavía.
Niña humanidad ¡Despierta!
Tú eres una diosa dormida.
Niña humanidad ¡Regresa!
Tu padre y tus hermanos mayores quieren que vuelvas a tu hogar.
En los planos superiores de existencia.
Bibliografía: POESIA UNIVERSAL «EL RETORNO DE LOS HIJOS DEL SOL» Mario Valeriano Mendoza Quispe.